sabato 25 ottobre 2014

Juan Ramón Jiménez

algo sobre la vida del poeta:


(escribe notas en tu cuaderno)

y su mascota:

Explica la relación entre Juan Ramón Jiménez y su burro,  comentándola recorriendo sus existencias y destacando los aspectos del caracter de este autor que emergen en los fragmentos que leiste en clase y  en el video, incluyendo impresiones personales

lunedì 20 ottobre 2014

L'apparition

L'Apparition [La aparición]


La Aparición representa a Salomé que, según los Evangelios, embrujo con su baile al gobernador Herodes Antipas, el esposo de su madre, Herodías. Luego obtuvo en recompensa la cabeza de Juan Bautista.

¿Ilustra Moreau, en esta acuarela, el final del baile de Salomé? La cabeza se le aparecería entonces como la propia imagen de su aterrador deseo. ¿O tal vez se trate de una visión posterior a la decapitación, una imagen de remordimientos? Para Huysmans el "asesinato se había cumplido". Salomé sigue siendo una mujer fatal, incluso sobrecogida por el terror, en la larga descripción que realiza de la obra en el capítulo V de Al revés (1884). Para otros críticos, fue el consumo de opio que generó tales alucinaciones en el pintor. Esta acusación, pese a ser infundada, perdura durante muchos años.

Como tiene costumbre, Moreau utiliza diversos motivos para su composición. La cabeza de Juan Bautista, nimbada por su aureola, recuerda una estampa japonesa copiada por Moreau en el Palacio de la Industria, en 1869. También podemos ver, en ella, el recuerdo de la famosa cabeza de Medusa, exhibida por Perseo, en el bronce de Benvenuto Cellini de Florencia (Loggia dei Lanzi). En cuanto al decorado de Herodes, se inspira directamente de la Alhambra de Grenada. A partir de elementos dispares, Moreau recrea un Oriente se sueño, suntuoso, utilizando recursos técnicos complejos: trabajo de realces, rascado, incisiones...

En el Salón de 1876, La Aparición fue adquirida por el marchante belga Léon Gauchez (1825-1907). Éste la prestó al año siguiente para la primera exposición de la Grosvenor Gallery, en Londres. Gauchez ya había hecho mostrar en Londres una Safo de Moreau, en 1871. Estos envíos permiten imaginar como se extiende rápidamente la gloria de Moreau por toda Europa, en los ámbitos artísticos y literarios.

Las informaciones proceden del Museo de Orsay

Sonatina


Rubén Darío, "Sonatina" (1893) 

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? 
Los suspiros se escapan de su boca de fresa, 
que ha perdido la risa, que ha perdido el color. 
La princesa está pálida en su silla de oro, 
está mudo el teclado de su clave sonoro, 
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. 

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. 
Parlanchina, la dueña dice cosas banales, 
y vestido de rojo piruetea el bufón. 
La princesa no ríe, la princesa no siente; 
la princesa persigue por el cielo de Oriente 
la libélula vaga de una vaga ilusión. 

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, 
o en el que ha detenido su carroza argentina 
para ver de sus ojos la dulzura de luz? 
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, 
o en el que es soberano de los claros diamantes, 
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? 

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa 
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, 
tener alas ligeras, bajo el cielo volar; 
ir al sol por la escala luminosa de un rayo, 
saludar a los lirios con los versos de mayo 
o perderse en el viento sobre el trueno del mar. 

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, 
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, 
ni los cisnes unánimes en el lago de azur. 
Y están tristes las flores por la flor de la corte, 
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, 
de Occidente las dalias y las rosas del Sur. 

¡Pobrecita princesa de los ojos azules! 
Está presa en sus oros, está presa en sus tules, 
en la jaula de mármol del palacio real; 
el palacio soberbio que vigilan los guardas, 
que custodian cien negros con sus cien alabardas, 
un lebrel que no duerme y un dragón colosal. 

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! 
(La princesa está triste. La princesa está pálida.) 
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! 
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, 
(La princesa está pálida. La princesa está triste.) 
más brillante que el alba, más hermoso que abril! 

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-; 
en caballo, con alas, hacia acá se encamina, 
en el cinto la espada y en la mano el azor, 
el feliz caballero que te adora sin verte, 
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, 
a encenderte los labios con un beso de amor».